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El poder sanador de la escritura expresiva

La escritura expresiva proporciona una forma segura de purgar la experiencia emocional de uno sin ningún riesgo de un impacto negativo de la respuesta inapropiada del otro.

Las experiencias estresantes y traumáticas son compañeros constantes de los seres humanos, esto ha sido plasmado en innumerables obras artísticas como poemas y canciones. En gran medida, la calidad de la vida humana depende de su capacidad para hacer frente a las diversas adversidades que enfrentan. Es natural para los seres humanos compartir sus emociones con los demás, esperando apoyo y alivio de la carga emocional; al fin y al cabo, frecuentemente contamos nuestros malestares a familiares y amigos de confianza.

Una de las ideas dominantes al respecto respalda la opinión de que la confrontación y el procesamiento cognitivo de la experiencia emocional subjetiva relacionada con el trauma son beneficiosos para la salud (Foa y Kozak, 1986). En contraste, los investigadores muestran que la supresión, la represión y la negación del procesamiento emocional tienen un impacto negativo en la salud mental y física.

En ese sentido, las terapias de exposición, especialmente hablar con otras personas (hablar de cura), han sido muy populares a lo largo de la historia. Sigmund Freud introdujo el concepto de catarsis (expresión de emociones de una manera socialmente apropiada) como una forma de terapia basada en la idea de curar los bloqueos emocionales al hablar sin inhibiciones. Así pues, es posible que el acto de describir el dolor emocional provoque una transformación e incluso prospere.

La escritura expresiva proporciona una forma segura de purgar la experiencia emocional de uno sin ningún riesgo de un impacto negativo de la respuesta inapropiada del otro.

Los beneficios de la expresión emocional no se limitan a la expresión verbal. Investigaciones han demostrado que alentar a las personas a escribir sus pensamientos y sentimientos sobre eventos traumáticos pasados ​​produce una mejor salud mental y física (Lepore y Smyth, 2002; Smyth y Pennebaker, 2001; Pennebaker, 1990). Esto ha sido denominado escritura expresiva la cual se define como el proceso de expresar sus sentimientos, pensamientos y experiencias en palabras escritas (Pennebaker y Beall, 1986).

La escritura expresiva proporciona una forma segura de purgar la experiencia emocional de uno sin ningún riesgo de un impacto negativo de la respuesta inapropiada del otro. Asimismo, esta dinámica brinda la oportunidad de un mayor procesamiento cognitivo e integración de la experiencia traumática en la memoria, con lo cual conduce a una mayor conciencia emocional y fomenta una mejor regulación de la emoción.

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Aunque el mecanismo exacto por el cual la escritura expresiva afecta la salud aún no está claro, se han propuesto muchas explicaciones posibles. Una de ellas implica que la expresión o divulgación a través de la escritura no conlleva el riesgo de rechazo social y, por lo tanto, debería disminuir gradualmente el estrés, la carga emocional y el riesgo de enfermedades psicosomáticas (Pennebaker, 1993).

Los beneficios de la escritura expresiva también se explicaron en términos de procesamiento cognitivo. La escritura expresiva convierte emociones e imágenes en palabras y, en consecuencia, cambia el pensamiento y la percepción de la experiencia emocional. Ehlers, Hackmann y Michael (2004) en su teoría cognitiva del procesamiento del trauma sugirieron que volver a experimentar y verbalizar los pensamientos y recuerdos relacionados con la experiencia puede llevar a la elaboración e integración de la experiencia traumática en la memoria autobiográfica consciente. Las inhibiciones y las intrusiones desagradables pueden disminuir o cesar como resultado.

[…] la expresión o divulgación a través de la escritura no conlleva el riesgo de rechazo social y, por lo tanto, debería disminuir gradualmente el estrés y la carga emocional […]

En ese sentido, la escritura expresiva tiene un gran potencial por su impacto positivo en la salud al aliviar las inhibiciones emocionales y el estrés del sistema psicosomático. También brinda oportunidades para una mejor integración de la experiencia emocional en la memoria y, en consecuencia, ayuda en el desarrollo de esquemas adaptativos relacionados con el yo, los demás y el mundo.

Referencias

Ehlers A, Hackmann A & Michael T (2004) Intrusive reexperiencing in post-traumatic stress disorder: phenomenology, theory, and therapy. Memory 12 403–15.

Foa E & Kozak M (1986) Emotional processing of fear: exposure to corrective information. Psychological Bulletin 99 20–35.

Lepore SJ & Smyth JM (Eds) (2002) The Writing Cure: How expressive writing promotes health and emotional well-being. Washington, DC: American Psychological Association.

Pennebaker, J. W., & Beall, S. K. (1986). Confronting a traumatic event: Toward an understanding of inhibition and disease. Journal of Abnormal Psychology, 95, 274–281.

Pennebaker JW (1990) Opening Up: The healing power of confiding in others. New York, NY: William Morrow.

Pennebaker JW (1993) Putting stress into words: health, linguistic, and therapeutic implications. Behaviour Research and Therapy 31 539–48.

Smyth JM & Pennebaker JW (2001) What are the health effects of disclosure? In: A Baum, TA Revenson & JE Singer (Eds) Handbook of Health Psychology. Mahwah, NJ: Lawrence Erlbaum.

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Conectores, ¿Cómo usarlos?

Aprende a reconocer los conectores en la escritura: son frases cortas usadas para escribir con coherencia…

¿Quieres escribir bien? Para eso debes conocer a los conectores que, como su nombre lo indica, tienen como función unir palabras, frases, sintagmas o enunciados dentro de un mismo párrafo.

Son frases cortas o palabras usadas de forma oral y escrita para conseguir una correcta coherencia, conectando así las partes de un texto, de frases, palabras, párrafos largos o cortos, con el objetivo de darle un significado contextual.

A falta de conectores no sería posible relacionar hechos o datos en un mismo texto con la mayor claridad y coherencia posible. Con estos se logra obtener una excelente fluidez entre los párrafos. Los mismos logran visualizarse tanto en el principio como en el medio de una frase expresando así el contraste, orden, secuencia o similitudes de pensamientos que integra.

A continuación, mencionaremos algunas de las categorías que hay y los diversos conectores o nexos que los integra.

* Conector de Adición. Con estos se puede añadir información de un contexto en específico. Aquí se incorpora dos ideas utilizando para ello los adverbios conjuntivos, las conjuciones de coordinación y las frases preposicionales empleados para establecer una la relación entre ambas ideas.

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Voces en Tinta, la librería que saca los libros del clóset

¿Buscas un libro sobre diversidad sexual? Hay un lugar donde seguro lo encuentras: Voces en Tinta. Se trata de una librería [también cafetería y centro cultural] ubicada en plena Zona Rosa. En donde todos son bienvenidos.

¿Buscas un libro sobre diversidad sexual? Hay un lugar donde seguro lo encuentras:  Voces en Tinta. Se trata de una librería [también cafetería y centro cultural] ubicada en plena Zona Rosa. En donde todos son bienvenidos.

Libros sobre homosexualidad, el cómo salir del clóset. Sobre la bisexualidad; también los hay para entender el fenómeno Queer. Otros más especializados. Crónicas. Ensayos. Novelas. Obras feministas y otras más sobre el amor.

Todos esos,  y más, podrás encontrar en Voces en Tinta, la librería que desde hace más de siete años se ha dedicado a sacar los libros del clóset. En sus estantes, además de que hallarás obras de novedad, podrás encontrar libros que no solo abordan la temática LGBT, sino que son escritos por miembros de esta comunidad.

Esta librería, ubicada en Niza 23A, en Zona Rosa,  cuenta con servicio de cafetería, talleres, presentaciones de libros, música, poesía, video-debates. En sus instalaciones se realizan reuniones de distintos grupos, como el de “OpciónBi”, “Milk Sero+” y “Prometeo”. Puedes aprender a pintar con acuarelas o sobre emprendimiento.  

Bertha de la Maza es la fundadora de Voces en Tinta, un proyecto que surgió como un espacio para encontrar libros que  eran tan fáciles de hallar. Además, pronto surgió como un lugar de convivencia, como un pequeño ghetto literario  homosexual.

Voces en Tinta es totalmente incluyente, hasta ahí acuden miembros del colectivo LGBT+ así como heterosexuales que quieren conocer más, quieren quitarse tabúes, romper con prejuicios.

Actualmente, está bajo la dirección de Nancy de la Maza y un equipo de jóvenes entusiastas. Y en sus redes, ahora unificadas como Somos Voces, podrás encontrar todas las propuestas que tienen.

Cómo escribir acerca de nuestras emociones

Mostrar una emoción es a veces un poco más fácil decirlo que hacerlo. ¿Por dónde empiezas? Si tienes problemas, puedes auxiliarte de los siguientes consejos:

Mostrar una emoción es a veces un poco más fácil decirlo que hacerlo. ¿Por dónde empiezas? Si tienes problemas, puedes auxiliarte de los siguientes consejos:

Identifica la emoción que estás tratando de mostrar. Según Paul Eckman (1972), existen seis emociones básicas que son universales para todos los seres humanos sin importar la cultura o el contexto social: miedo, asco, enfado, sorpresa, felicidad y tristeza. Sin embargo, este mismo autor hizo una revisión de su propuesta y realizó una ampliación en 1999 para añadir: vergüenza, la excitación, el desprecio, la vergüenza, el orgullo, la satisfacción y la diversión.

Luego de este primer acercamiento nos damos cuenta que esta propuesta limitante ya que, como bien sabemos, los seres humanos no somos tan simples de catalogar y etiquetar; las emociones pueden estar mezcladas e incluso, si se presentan al mismo tiempo, manifestar intensidad diferente. De cualquier forma, lo que debemos lograr en este paso es guiarnos con alguna herramienta para identificar lo más fielmente la remoción que experimentamos. Una recomendación sería utilizar la “rueda de las emociones” de Plutchik:

Escribe algunas palabras asociadas/rasgos comunes de esa emoción. La idea es desarrollar una lista de palabras relacionadas o descriptores de una emoción. Querrás aprovechar tu experiencia para entender cómo exactamente esa emoción te afecta. Para el miedo, eso podría significar sentir frío, aumento del ritmo cardíaco, palmas húmedas, picazón, sensación de sobresalto, hiperventilación, etc.

Algunos escritores creen que la mejor manera de expresar sus ideas en papel es comenzar con una representación oral. Puedes intentar dictar o narrar en un dispositivo de grabación o programa de software como Dragon para escuchar lo que está diciendo y luego proceder a escribir o hacer que el software lo haga por ti. Lo que produzca aún requerirá su edición y revisión, pero te ayudará a encontrar las palabras para relacionar con la emoción que has identificado.

Editar constantemente. Esto no es nada nuevo y se aplica a todos nuestros proceso de redacción, no necesariamente cuando se implican emociones. Los escritores revisan lo que han escrito todo el tiempo. Algunos se alejan de su trabajo y regresan después de un lapso de tiempo, para verlo con un enfoque nuevo. Otros lo entregan a una segunda parte que puede dar una revisión objetiva. Independientemente del método, rara vez se publica algo poco después de que se escribe.

Expresarse en forma escrita no es fácil. Incluso los más grandes escritores pasados y presentes tienen sus frustraciones. Aprender a comprender que la escritura es un proceso, que siempre cambia y se mueve, un ser vivo es de alguna manera, es entender que es la forma de comunicación que nos representa cuando no estamos allí para ser nosotros mismos. Encuentra las palabras correctas hasta que menos es más, se convierte en tu mantra.

Expresiones de amor en la escritura

Ciertamente dentro de los sentimientos que llegamos a experimentar, aquellos de dolor y tristeza son los que muchas veces menos podemos expresar y más necesitan ser plasmados en líneas. Sin embargo, aquellos de amor, cariño, felicidad, también deberían ser escritos para ayudarnos a manifestarlos a nuestros seres queridos.

Recalco que al momento de ponerte frente a la hoja en blanco, no deberías ponerte como objetivo el obtener un texto “extraordinario” en cuanto a calidad literaria. Lo que debes proyectar es plasmar tus sentimientos experimentando con frases y palabras que reflejen aquello que llevas dentro. Te darás cuenta que en cierto punto, aquella frase que salió de la nada resulta contundente y convincente para ti mismo. Al releer tu texto entrarás en el proceso de reflexión que te permitirá entender mejor por lo que estás pasando.

Para que te animes a escribir sobre tu propia vida, te comparto un ejercicio de mi autoría. A mí me sirvió mucho para expresar mejor la felicidad que siento al estar junto a mi persona amada.

Contigo brota el sonido de los oídos

Autor: O. Elizalde

Se elevan gotas de ternura

De la tierra al cielo,

Suben bellas espumas

De dos chicos dulces y guerreros.

Porque cuando están juntos y hablan,

brota el sonido de los oídos

Y las bocas escuchan

Y aguardan como lindos nidos.

Dos muchachos juntan sus bocas

Ya sea en la calle o la plazuela

Se besan y el viento resopla

Mientras al mudo se revela

El nacimiento de un nuevo amor

De un amor que siempre será igual y diferente a los demás. Porque así como disfruto recorrer la calle de Copenhague a tu lado, aprecio las tardes desenfadas en tu casa. Al fin y al cabo los nidos se juntan porque siguen el llamado del corazón. Sí, veo con el alma y toco tu cuerpo con la mente, así todo es diferente a como me enseñaron que es el amor. Aquí no veo hombre o mujer, sino un intenso fulgor que me serena con la intensidad de sus brasas.

Cálidas, Cáusticas, Ávidas

Sinápticas, que encienden y apagan mi cerebro a voluntad.

Bien me enseñaste que

Amor es amor

Por eso te llamo

Hermoso cariño mío,

ven

Necesito más de tu fuego abrasador

 

 

Si da, mueres

A finales de la década de los 70, un huésped silencioso comenzó a destruir miles de vidas, principalmente de hombres que tenían sexo con otros hombres. A principios de los 80, ese virus adquirió nombre: Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH).

De pronto, ese virus comenzó a propagarse en todo el mundo.  En México, el virus llegó a principios de la década de los 80, y como en otros casos, atacó principalmente  a hombres homosexuales. “Es un castigo divino”, decían los conservadores.

Por mucho tiempo fue así. Hasta que hombres y mujeres valientes pusieron todo su esfuerzo para desmitificar el VIH/Sida y así enfrentar el estigma de ser portador.

En su momento, los portadores vivían poco tiempo. Actualmente, aquellos que siguen las instrucciones médicas, pueden tener una vida plena. Quizás no siempre estarán felices, pero al menos podrán respirar.

Muchos prefieren callar que son portadores. Otros más, los más consientes y valientes, salen del closet y se asumen como portadores. Y sí, puede ser difícil asumirlo; por ello, la escritura también puede ser una forma de terapia que permite liberar todo ese sentimiento, ya sea de culpa   o de odio.

Si aún no eres portado, cuídate. El VIH mata, discapacita, enloquece, paraliza. Y no se trata de decir ‘no tengas relaciones sexuales’. Ten las que quieras, pero siempre con condón. Práctica el sexo seguro. Hazlo por ti.

Si da, mueres

Ayer me dejé llevar,

nos dejamos llevar sin ningún temor.

Sin amor.

Hoy me hallo tendido en ese lugar,

un lugar blando y cómodo.

¡Qué cómodo!

Mi cara está empapada de lluvia.

Lágrimas de todos mis seres queridos

Mi madre no llora mi muerte,

ella llora que mi castigo llegó a su fin.

Mi cuerpo, mi cuerpo está todo picoteado,

todo mi cuerpo está analizado.

Fue analizado y picoteado por esos gusanos

que no comen carne contaminada,

que no bebe sangre infectada.

No, esos gusanos no ayudan,

exprimen y acaban con todo.

Acabaron con mi vida en lugar de salvarme.

Esos gusanos que dijeron que solo fue la enfermedad.

Pero no fue cierto.

Mi alma vaga,

divaga por todas las calles que recorrí y viví.

Ve rostros, tristeza, llanto.

Ve el rostro de mi madre marcado por la vida,

ve los ojos de mi padre, esos ojos que no cerraron

de noche ni de día, solo para darnos todo lo que pedíamos

y que yo desaproveché.

Se oye unas risas,

risas de personas que en vida me denigraron.

“No se acerquen a él, los contagiará”, decía.

¡Qué ignorantes!

Hoy descanso, sí.

Pero nadie sabe qué tanto sufrí.

Rechazo, insultos, golpes.

Quizás, así sí gane un lugar en el cielo

después de todo, ya pagué

lo que muchos describieron como una vida

de excesos y depravaciones.

De escribir para gritar y olvidar

Con dedicatoria aquellos que nos inspiran y motivan

Para muchos el “Papá, Mamá, soy gay” es difícil de pronunciar. Para otros, el proceso de dejar el clóset (o armario, como quieran llamarlo) fue fácil. Esto dependerá de varios factores, como el tipo de familia, creencias, contexto socio económico.

En mi caso fue distinto. Pese a que siempre mantuve una relación muy abierta con mi madre y hermana, con quienes vivo, nunca tuve el valor de decirles como tal “Soy gay”. No, fue hasta cuando viví un cuadro de depresión que por fin decidí decirles el por qué de ese padecimiento mental, el cual traté a tiempo.

Además del apoyo profesional, el escribir mi ayudó mucho. Escribir cualquier cosa, desde poemas, intentos de cuentos, notas, ensayos. Mi tesis, la cual se trataría sobre la discriminación a integrantes de la comunidad LGBT en la Ciudad de México. Esto, como una forma de catarsis y de apoyo.

A partir de ahí, descubrí que es cierto eso que dicen: escribir nos ayuda a expresar sentimientos (ya sea tristeza o dolor, felicidad o entusiasmo), también para quejarnos de algo o de alguien y realizar llamados de atención.  Nos permite crear una hermandad entre personas que se identifican con nuestros texto.

Escribir nos permite alzar la voz y creer en nosotros mismo.  A veces, hay quienes creen más en ti, que tú mismo.

En mi caso, mi compañero de proyecto (*guiño*) Oscar Elizalde, quien a cada rato me motiva para seguir escribiendo. “Espero con ansias tu siguiente entrada”, me dijo hace unos días.

Pero hay veces que te bloqueas. No sabes ni de qué escribir, pese a que te dan línea. Y cuando tienes el tema, no sabes cómo empezarlo. Para ello, lee. Camina. Reencuéntrate. Inspirarse está permitido.

Un libro que recuerdo con gusto es el de Calva y Brillante como la Luna, de Laura Athié. Es ahí donde ella, una sobreviviente del Lupus, cuenta sus miedos, sus pesares y cómo enfrentó su enfermedad a través de la escritura, y aún sigue escribiendo y vaya que lo hace muy bien. ¡Laura es toda inspiración!

Ante este cuadro, Oscar y yo, David (puedes encontrarme mis textos –periodísticos- como David S. Celin) diseñamos Expresiones LGBT+, un medio para que ustedes, miembros de la comunidad LGBTTTIQAH, se expresen. Para que encuentren en ella a personas que estén pasando por su misma situación y se apoyen.

Nuestro apoyo será a través de talleres en donde, a través de este proceso de escritura, lograremos que ustedes se encuentren consigo mismos y que expresen todo aquello que los detiene o lastima. Crearemos textos en donde el lector se sienta identificado y pueda también incorporarse a este proyecto.

Un texto para expresar deseos de liberación

Para algunos de nosotros, escribir es un ejercicio de liberación: llenos de emociones y sentimientos, buscamos contar aquello que nos pasa. Sin embargo, no siempre es fácil decirle a cualquier persona lo que llevamos dentro, menos cuando se trata de temas álgidos y llenos de prejuicios como el de la identidad sexual.

Para animarte a plasmar tus propias vivencias es que te comparto el siguiente texto de mi autoría. No voy a detenerme en explicaciones sobre su contenido ya que creo que tú debes interpretarlo. Solo indicaré que es el tema, el de la diversidad sexual, lo que nos permitirá a todos crear una comunidad en la que comprendemos aquellos momentos difíciles que pasamos.

Y si en algún momento llego a despertar una luz de emoción dentro de ti, estaré satisfecho, ya que habremos vinculado nuestras existencias al menos por un momento; habremos fortalecido uno de los vínculos que nos hacen humanos.

Salir de la nada

Autor: O. Elizalde

Luego de nacer y crecer, de mirarte al espejo y anhelar comprender quién puedes ser, sobreviene la tarea de reconocer ante los demás lo que eres capaz de hacer.

No basta con que dentro de ti aceptes la multicolorida sustancia de la que estás formado.

No es suficiente con darle rienda suelta a los deseos desbocados que te provoca mirar un cuerpo indebido.

No te alcanza con habitar las sombras de la vergüenza que han sido cultivadas con normativas arcaicas; ideas caducas de lo que debes hacer como hombre o mujer.

 

No basta porque siempre buscarás compartir tu esencia, tu identidad, todo lo que para ti es real. Y eso no tiene nada de malo, no por nada sigues siendo un humano que aspira a ser mejor, que ayuda a su prójimo y que incluso puede creer en Dios.

Solo eres nada, no existe semilla que crezca en el vacío del aislamiento humano. Y no lo digo yo, ni tu padre o hermano; lo dicen las interminables noches de insomnio en las que lanzas gritos apagados, deseando expulsar todo los sentimientos encontrados. Lo dicen los eternos días de miradas furtivas que claman por pronunciar mil palabras… empero… callas.

No hablas.

 

 

No brota de tu alma otra cosa que pena y dolor.

 

 

Te aferras a las cadenas que la sociedad te ordenó.

 

 

Te enjaulas en una costra de prejuicios y críticas infundadas que terminan por dejarte más solo que nada.

¿Dónde será posible descansar de esta tortura? ¿En qué paisaje exótico lograrás beber las aguas de la comprensión? Luego de que dentro de ti ya no hay más, no queda otra que salir. Tienes que sujetar cada tramo de valentía que has venido construyendo en este tiempo. Escúdate en la confianza que baja del cielo y te habla: ve seguro y no temas la nueva andanza.

¿Lograrás tu cometido pronto?

No lo creo.

De hecho es más fácil que mueras en el intento. Pero ¿qué es la muerte comparada con las cacofonías inaudibles que siempre lanzas? Nada. Así como nada eres. Es entonces la nada origen y final de tu encrucijada. De la misma historia que te niegas a dar por terminada.

Una fácil receta para liberarte: Escribe

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Necesitas:

  • Una hoja de papel
  • Un lápiz o pluma
  • Tus recuerdos

Procedimiento:

  1. Siente y contempla lo que tienes enfrente. Recuerda. ¿Qué te detiene para no conseguir tus metas? ¿Hay algo que no te permite avanzar? ¿Qué te impide ser feliz?  ¿Algún miedo o rencor?
  2. Toma el lápiz. Comienza escribiendo quién eres. No escribirás una novela extensa, este escrito solo será tu canal de expresión. Tampoco necesitas de pulcritud estilístico. Es más, todo lo que escribas puede ser privado.
  3. Tú serás tu propio terapeuta. Ahondarás en tus propias emociones que a veces te paraliza. Esa hora en blanco, que ahora tiene frente a ti, puede ser el mecanismo perfecto para encontrarte a ti mismo y liberarte. Deja que tus pensamientos fluyan.

Aporte:

Escribir te aporta ciertos beneficios, que quizás poco sabías, entre ellas el reducir el estrés que te provocan esos sentimientos; así como liberarte de mucha energía negativa al desahogarnos de aquello que se pudo haber acumulado a través del tiempo.

Podrás tener autocontrol, ya que permite poner nuestros pensamientos en orden y a aclarar nuestra mente, con ello se podrá recapacitar mejor las decisiones.

Refuerza no solo nuestra autoestima, sino también calma nuestra ansiedad y refuerza nuestro sistema inmunológico, al aportar felicidad y tranquilidad.

Nos permite sobrellevar mejor las pérdidas de seres queridos, materiales, sentimentales (tales como relaciones rotas y otros sinsabores de la vida). Puedes pedirle perdón a alguien que ya no está o incluso a ti mismo, por las razones que consideres pertinentes.

Tips para un mejor resultado:

  • Puedes practicarlo a diario, lleva una pequeña agenda en el bolso, para que, en el momento que quieras, te pongas a escribir todo aquello que te preocupa o te duela.
  • Si no sabes cómo comenzar a escribir, lo puedes hacer en forma de carta o escribir la historia de alguien más. Hazla en tercera persona si aún no te sientes cómodo.
  • Escribe lo que quieras, pero hazlo. Libérate. Deja que todo fluya y que nada te detenga más.

El Vampiro de la Colonia Roma, más allá de una novela… el artilugio de la grabadora

Para muchos, la novela de Luis Zapata, El vampiro de la colonia Roma (1979), es un texto clásico de la literatura gay mexicana. Para otros, es una obra valiosa, no por nada ganó el premio nacional de novela Grijalbo, uno de los más representativos de la época.

Para muchos, la novela de Luis Zapata, El vampiro de la colonia Roma (1979), es un texto clásico de la literatura gay mexicana. Para otros, es una obra valiosa, no por nada ganó el premio nacional de novela Grijalbo, uno de los más representativos de la época.
Sin embargo, más allá de ser una simple novela gay. Es una representación de la comunidad LGBTTTI, a través de Adonis García, un joven guapo, quizás un poco cínico, que gusta del sexo y hace de él su fuente de trabajo; es custodio fiel de la esquina de Niza y Reforma, donde espera cada noche a que llegue su primer cliente.
Decidí hablar sobre este libro por dos técnicas que usa Luis Zapata en esta obra, el llamado oralidad ficticia (a través del uso de una supuesta grabadora) y la ausencia de signos de ortografía.
Además, de que esta obra fue publicada en un momento clave, de una “apertura narrativa” hacia nuevas zonas de interés, en gran parte debida a los cambios operados en la sociedad mexicana. Los años setenta fueron un periodo de reconocimiento de nuevas formas de vida que posibilitó la aparición de la identidad gay en México.
 

Los artilugios 

En la literatura hay diversas técnicas para contar (o de narrar) una historia, ya sea como a través de cartas, un manuscrito hallado, el relato escuchado de otros. O, en el caso de El vampiro de la colonia Roma, vemos el uso de la grabadora, donde Adonis cuenta sus aventuras en la calle, en los hoteles y en las casas a donde lo llevan, reflehando lo duro que es la vida.
A través de esta técnica, también llamada oralidad ficticia, Anodis García aparenta narrar su historia, su vida, al lector:

“¡Puta madre!  ¿contarte mi vida?  y ¿para qué?  ¿a quién le puede interesar?  Además yo tengo muy mala memoria; estoy seguro de que se me olvidaría un chingo de detalles importantes…”.

Para muchos críticos, este libro  es el más revolucionario del siglo XX, tanto por su temática como por su estructura de largo monólogo, en donde se desvela el placer de vivir y habitar la ciudad de México.
No es el primero que utiliza esta técnica, ahí vemos el cuento de Rubem Fonseca, Pierrot de la caverna, en donde el protagonista graba los acontecimiento de su vida, a sabiendas de que nunca podrá escribir sobre ellos.
Es precisamente esta técnica utilizada por Zapata, que se basa en un hipotético reportaje registrado en una grabadora, en que en un intento por recrear la voz del narrador, la novela carece de signos de puntuación e infringe reglas gramaticales y ortográficas.
La ausencia de signos de ortografía se compensa con espacios en blanco, algunos cortos y otros largos; además, no es un lenguaje refinado, está escrito como aquel sujeto lo hubiera dicho.
Santiago Gorgas, en «La influencia de la grabadora en la literatura», nos refiere que este tipo de técnica permite al personaje hablar con la  grabadora sin la influencia del lenguaje escrito, además de que <<el diálogo con la máquina le proporciona la posibilidad de racionalizar los acontecimientos y aliviar su conciencia>>.
<<La grabadora le brinda la posibilidad de una continuidad. No hay necesidad de alejarse de la realidad para describirla. Un cuestionamiento claro a la figura del intelectual frente al hombre de acción. La vida apremia y no otorga concesiones. La escritura puede postergarse. Lejos de los cuestionamientos morales…>>, dice Gorgas. 

El vampiro, más allá de un homosexual

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El vampiro de la Colonia Roma hace alusión al libro de Anne Rice, Entrevista con el Vampiro (1976); pues así como Rice rompe con los estereotipos de los no-muertos, Luis Zapata hace lo propio con las etiquetas de los homosexuales.
Ya no es el típico afeminado sino es un hombre como cualquier otro, con enfermedades, sueños, presiones, amor; el cual relata su vida por los círculos de su memoria, como escribiría Guillermo Fadanelli, “dentro de las atmósferas de la Ciudad de México, donde el destierro de la belleza se impone como una forma esencial de la misma belleza”.
Leer este libro es como mirar desde ese café del Sanborns, el del Ángel o el de Aguascalientes que visitaba Anodis en busca de placer, el transcurrir del mundo desde la distancia, sin importar lo que acontece frente a nuestros ojos, nadie lo verá de la misma manera.
Quizá sea una lectura irreverente, algunos más la llamarían obscena, pero es la autobiografía de un chico que se ha dedicado a la prostitución y que ha pasado la vida inmerso en el sexo y viviendo de él: “Discúlpeme, pero si vendiera cera, la tendría hasta en los zapatos, y si vendiera comida, tendría las manos llenas de mole.” (Sánchez Alberto, Sueños de piel caliente, p. 15.)
El vampiro de la colonia Roma es un libro criticado, también censurado, pero, al fin y al cabo, es una obra que abre camino a una corriente que muestra a la comunidad homosexual como es, ya no es un mundo denigrante, ahora es una cultura.

Una escena, un recurso para atrapar a tu lector

He ahí un sencillo ejemplo de una escena narrativa: recrear en el lector una persona o una acción. Se trata de un recurso que emplean los escritores para atraer al lector sin aburrir, para invitarlo a asistir a los hechos que se presentan.

Ahí estaba Oscar, sentado sin saber qué escribir. Su escritorio, lleno de libros y papeles rayados, era un altar al desorden. Él mismo era todo un caos: zapatos azules, pantalón marrón y camisa café, complementaba con su cabello revuelto y lentes de fondo de botella. 
He ahí un sencillo ejemplo de una escena narrativa: recrear en el lector una persona o una acción. Se trata de un recurso que emplean los escritores para atraer al lector sin aburrir, para invitarlo a asistir a los hechos que se presentan.
Esta técnica no es exclusiva de la literatura, también lo emplean periodistas o todo aquel que está haciendo una investigación cualitativa, que incluye entrevistas o historias de vida. Es una invitación a la lectura.
Veamos ahora un fragmento del texto «Costureras: Rebeldía salvadora», de Marcela Turati, publicado en el semanario Proceso una semana después del sismo del 19 de septiembre:
«El piso picoteado de lo que fue un edificio céntrico de cuatro pisos en la calle Simón Bolívar 168 –donde convivían costureras mexicanas e indocumentadas, y empresarios coreanos y judíos– concentra la tensión que se vivió la semana pasada en las zonas siniestradas: El forcejeo entre civiles y militares por el control, la guerra de vencidas entre un gobierno desacreditado y desconfiado, y un nuevo ciudadano movilizado a través de redes sociales. Pero la historia no inició ahí. Empezó cuando a la señora Marcela Guadalupe Arredondo, esposa del conserje de ese edificio que albergaba tres empresas, se la tragó la tierra».
Vemos como una escena nos permite mostar algo que de otra manera no se podría. Además, a decir del periodista Alberto Salcedo Ramos, esta técnica nos permite añadir veracidad y verosimilitud a nuestro relato.
Pero esta herramienta debe tener ritmo, pues la lentitud y los adornos son acciones que ahuyenta al lector.
Recuerda que una escena es una parte de la composición que tiene sentido por sí misma y está integrada por una unidad de tiempo, lugar y acción. Si al evitar la escena y ser directo, el texto gana fuerza es porque el recurso es innecesario.
¿Cómo construir una? Pensa muy bien lo que quieres contar, selecciona cada uno de sus componentes para que no rivalicen entre sí. La función de una escena permite perfilar a una persona, crear suspenso, revelar un gran secreto, transmitir o describir una sociedad, un momento en concreto.
¿Ser o no ser? Toda escena debe tener un conflicto, por pequeño que sea. Dilemas o problemas que brindan a la narración interés y ritmo. En el ejemplo de Oscar, el problema está en el hecho de que no sabe qué escribir; en el caso de Marcela, se trata de los conflictos tras el sismo del 19-S.
Un punto muy importante es saber si una escena tiene sentido o no dentro del global. Para ello, en cada escena planteémonos: ¿Es realmente necesaria? Si la eliminamos, ¿la historia tiene sentido? ¿Qué aporta? Responder a esas preguntas nos ayudará a que nuestro texto gane o no ritmo.
Y pues no esperes más, ¡a escribir tus escenas! Si no puedes, te invitamos a nuestros talleres, así podrás comenzar la historia que tienes en la cabeza o #LaMalditaTesis que tanto te atormenta.